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Hacia el 2050

El sector energético está encaminándose hacia una producción descentralizada y hacia estructuras de distribución de tipo horizontal y de doble vía. Este fenómeno se conoce como “transición energética”. De hecho, el gobierno alemán ha acuñado el término “Energiewende” en referencia a la “Wende” ocurrida durante el proceso de reunificación y cambio de paradigma en el sistema existente.

 

Estamos presenciando cambios importantes en los sistemas energéticos. Un ejemplo son canastas energéticas más diversificadas que procuran incorporar tecnologías más limpias y recursos renovables. Por otro lado se fomenta un mejor uso de la energía y nuevas formas de hacer negocios.

Esto implica un número mayor de actores en el mercado, con nuevas formas de operar y conectarse entre sí. Para este propósito son de vital importancia la informática, las comunicaciones y los diferentes sistemas de gestión y control.

 

La principal razón para la implementación de estos nuevos sistemas han sido el cambio climático y la generación  de dióxido de carbono (CO2), principal responsable del efecto invernadero, pero también una oferta energética segura y diversificada. A pesar de reservas considerables en algunos países, existen muchos estudios que aseguran que estamos muy cercanos a llegar al pico de la producción petrolífera y que estaríamos próximos a entrar en una fase de agotamiento a nivel global.

 

Países como Alemania han apostado por el desmonte de la energía nuclear y tragedias como la de Fukushima en Japón lo respaldan.También se ha visto cada vez más la dificultad de continuar renovando y expandiendo la red de transmisión (obsoleta en muchos países) debido a los costos, pérdidas y ineficiencias e impactos ambientales, muchos de ellos todavía no identificados.

 

El cambio en el paradigma energético es así una realidad, cercana para algunos países, más lejana para otros, pero definitivamente una realidad hacia el año 2050.

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